¿Por qué la sangre no fluye hacia el tubo durante la recogida de la muestra de sangre?
¿Cómo reaccionar cuando se ha seleccionado la vena, se ha desinfectado y secado la piel, se ha aplicado el torniquete, se ha introducido la aguja... pero no hay flujo sanguíneo en el tubo?
La clave es mantener la calma y centrarse en el paciente. Si mantiene la calma, no hay necesidad de que el paciente se ponga nervioso, lo que podría provocar un estrechamiento de los vasos sanguíneos debido al estrés o la ansiedad. Asegúrese de que el torniquete se ha aplicado correctamente. Una buena prueba de ello es poder introducir uno o dos dedos sin que el torniquete quede flojo. El torniquete no debe estar tan apretado como para restringir el flujo, pero debe ser lo suficientemente firme como para provocar un estancamiento de la sangre en la zona.
Asegúrese de que la aguja se ha introducido con el bisel hacia arriba. Si está utilizando una aguja VACUETTE®, un rápido vistazo al punto del centro de la aguja lo confirmará.
Otra medida es comprobar que la aguja no está insertada demasiado lejos, posiblemente demasiado cerca de la pared de la vena, pero también lo suficientemente lejos - en el mejor de los casos centrada - en la vena. Sus medidas dependerán en gran medida de la fragilidad o delicadeza de la vena o de lo superficial que ésta se encuentre por debajo de la piel. Tenga en cuenta que sólo un ángulo muy plano (10-30°) es necesario para el posicionamiento ideal de la aguja en la vena. Tire con cuidado de la aguja ligeramente hacia atrás y luego de nuevo hacia delante para reposicionarla con un movimiento mínimo a fin de evitar cualquier sacudida y posible dolor para su paciente y espere a que la sangre fluya hacia el tubo. Escuche atentamente: es posible que oiga un "silbido" [1] si se aspira aire, ya que la vena no ha penetrado lo suficiente, así que ajuste la aguja en consecuencia o, en el peor de los casos, puede que tenga que desechar el tubo porque se ha perdido el vacío. Lleve siempre consigo suficiente equipo y material por si necesita recambios.
Puede ser útil mantener una conversación con su paciente para mantenerlo relajado, evitando cualquier comentario sobre sus venas o el procedimiento en curso para prevenir cualquier pico de ansiedad. Escuchar a su paciente y hablar de sus experiencias también podría ser útil para averiguar qué funciona mejor.
La comunicación clara y positiva con el paciente es crucial. Sea profesional. Si conoces tu juego y estás totalmente preparado, ya habrás creado una sólida base de confianza, empatía y respeto mutuo.
Procure que las medidas correctoras no duren más de un minuto: tenga en cuenta que el torniquete no debe aplicarse durante más de ese tiempo y, si las medidas no ayudan, retire el torniquete y vuelva a empezar. Es posible que desee examinar las venas una vez más antes de reiniciar el procedimiento utilizando un dispositivo de infrarrojo cercano para evaluar las condiciones y ajustar el equipo elegido, como seleccionar una aguja de menor dimensión más adecuada al tamaño de la vena. También puede utilizar este tipo de dispositivo para identificar una válvula venosa o para reaccionar en caso de que se dañe una vena y evitar la formación de un hematoma.
Si un segundo intento de venopunción no tiene éxito, es posible que necesite ayuda. En esta fase, sería beneficioso pedir ayuda a un compañero con más experiencia, pero siga sonriendo, todo esto forma parte del aprendizaje.
[1] Ruth E McCall, Phlebotomy Essentials, Seventh Edition